Cuentos victorianos de terror
Oliphant, Gaskell y otros
Cuentos victorianos de terror
Gárgola Ediciones
Páginas: 96
Peso: 0.109 kgs.
ISBN: 9789876133302
Durante el largo reinado de Victoria, que se extendió desde 1837 hasta 1901, el Reino Unido se vio sacudido por una importante serie de cambios culturales e industriales; una verdadera revolución social que modificó los usos y las costumbres de la cotidianidad de los habitantes de sus naciones (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte). Las transformaciones de ese extenso período (conocido como época victoriana) también influyeron en la literatura y en su circulación, ya que millones de personas pudieron salir del analfabetismo y de esa manera acceder a la lectura de libros. Charles Dickens, Oscar Wilde y Robert Louis Stevenson son algunos de los destacados autores que surgieron en aquellas décadas. Y dentro de esta suerte de revolución literaria, uno de los géneros que más llegada tuvo a los lectores fue el de las historias de terror y de fantasmas (un auge empujado por una nueva forma de entretenimiento popular basada en los sucesos paranormales, la comunicación con los muertos y la invocación de espíritus). Esta corriente literaria tiene su antecedente más claro en el movimiento gótico surgido en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII y cuyas historias estaban plagadas de paisajes oscuros y una atmósfera general de miedo y misterio. A sus historias de fantasmas, la literatura victoriana le agregó un ingrediente clave: un toque de realismo en el retrato de los personajes, quienes suelen encontrar el terror o el pavor en medio de escenas de la vida cotidiana. Los tres cuentos, escritores por mujeres, que rescatamos en esta breve y certera antología se han constituido en tres piezas fundamentales en la historia de la literatura del siglo XIX. En las páginas de La cámara secreta, El cuento de la vieja niñera y El carruaje, la escocesa Margaret Olipanth y las inglesas Elizabeth Gaskell y Violet Hunt llevarán a las lectoras y a los lectores, cada una con su estilo particular, por los senderos más fantasmales y oscuros de la fascinante época victoriana.